pequeña galaxia

21/09/2011

Tú y yo podremos pasear juntos bajo ese cielo estrellado, caminando boca abajo, saltaremos sobre el charco de la vía láctea y jugaremos a la rayuela de estrella en estrella. A la pata coja miraremos hacia arriba para buscar nuestras casas diminutas y dibujaremos continentes fugaces soplando las nubes. Más tarde, cuando ellos duerman, un cometa nos llevará a la cara golfa de la Luna, a las fiestas sinfín que allí dan los selenitas, y estaremos despiertos varios amaneceres, hasta caer rendidos en una playa, y pensaremos que qué gusto olvidarnos de todo esto, que qué alivio renunciar, aunque sea por un instante, a nuestra pobre condición de terrícolas.

al mayor tom

17/03/2010

Prisionero de su esfera, se concentra como le han enseñado para mantener la calma: las turbinas no arrancarán. Se sienta sobre una roca y admira una vez más la profundidad azul de la otra esfera. Sus ojos encuentran sin querer la casa donde se crio, ‘debe hacer un día estupendo’. La idea le ha encharcado la mirada, el entrenamiento no sirve para esto, pero uno se da cuenta cuando ya no importa. Por suerte sí sabe lo suficiente sobre la gravedad lunar: un, dos, tres, ¡hop!

	Prisionero de su esfera, se concentra como le han enseñado para mantener la calma: las turbinas no arrancarán. Se sienta sobre una roca y admira una vez más la profundidad azul de la otra esfera. Sus ojos encuentran sin querer la casa donde se crió, 'debe hacer un día estupendo'. La idea le ha encharcado la mirada, el entrenamiento no sirve para esto, pero uno se da cuenta cuando ya no importa, por suerte sí sabe lo suficiente sobre la gravedad lunar: un, dos, tres, ¡hop!